El viceministro de Minas, Jaime Chávez Riva, se une a la emotiva ceremonia que marca el renacimiento del Complejo Metalúrgico de La Oroya (CMLO), ubicado en la provincia de Yauli, Junín. Luego de un prolongado periodo de inactividad que abarcó 13 años y un proceso de liquidación, el complejo, ahora bajo la administración de sus antiguos trabajadores, reanuda sus operaciones. Este acontecimiento se celebra como un impulso significativo para la economía regional y central del país.

El viceministro Jaime Chávez Riva extendió sus felicitaciones y aliento a Metalúrgica Business Perú SAA (MBP), la empresa encargada de la refinería, y a sus 1,270 accionistas extrabajadores, por concretar esta esperada reactivación. También los instó a convertir el CMLO en un destacado centro tecnológico en la industria metalúrgica peruana.

Chávez Riva compartió su perspicaz visión sobre la viabilidad de que la empresa pase a manos de los trabajadores como una solución viable. «Espero, sinceramente, que este reinicio sea una muestra de que también se pueden construir grandes empresas desde la base», afirmó el viceministro. Además, subrayó la importancia de este logro para el progreso de La Oroya, la sierra central y la economía nacional en general.

Por su parte, Luis Castillo Carlos, presidente del Directorio de MBP, enfatizó el compromiso de realizar las operaciones metalúrgicas del CMLO con un absoluto respeto por el medio ambiente y los derechos laborales, y con la activa participación de las 21 comunidades circundantes. También reconoció el respaldo del Gobierno en la agilización de los trámites necesarios para la reapertura del complejo.

«No celebramos ser empresarios, celebramos el fruto de un arduo esfuerzo de 13 años y también nuestro primer año como empresa Metalúrgica Business Perú», destacó Castillo. Este relanzamiento representa un hito en la historia del país, y la empresa está comprometida a operar de manera responsable y sostenible.

La ceremonia contó con la presencia de autoridades regionales de Junín, alcaldes distritales de la provincia de Yauli, líderes religiosos, representantes de la sociedad civil y presidentes de las comunidades campesinas. La comunidad se unió en un recorrido por las instalaciones del complejo, donde se puso en funcionamiento el circuito de zinc, marcando el inicio de una nueva era para La Oroya y su emblemática refinería.